Adosada al convento de Santa Elena, la capilla fue mandada construir por don Rodrigo Jiménez de Cabredo como lugar de enterramiento para él y para los miembros de su familia. El edificio, de sillería, consta de una sola nave de dos tramos con capillas a toda la altura. En la cabecera, a ambos lados del altar mayor se encuentran dos nichos pertenecientes al fundador y a dos hermanos y, en la parte central, un retablo barroco de 1690.